1. Veo
te veo
Estoy tan ebrio ahora, que veo dos teclados.
Rechiflao en mi tristeza, hoy te evoco y veo que has sido, en mi pobre vida paria, solo una buena mujer.
Entro en la tienda, ¿y a quién veo? Un amigo americano, que inmediatamente empieza a contarme lo que ha sido de él desde que nos encontramos por última vez.
Si te dijera lo que se me pasa por la cabeza cada vez que te veo hacer eso, pararías inmediatamente.
—Ya veo —dijo el ciego mientras cogía su martillo, y vio.
Después de la fatiga de hoy, no veo la hora de tomar una buena ducha.
Veo mi sueño como una estrella lejana e inalcanzable.
Que no te engañe su publicidad; no veo cómo pueden vender algo así a ese precio.
Nunca dejo de recordar mis días felices en el campo cuando veo esta foto.
No veo adónde quiere ir usted a parar con todas estas insinuaciones.
¡Veo fuegos artificiales!
Vos tenés más onda para las humanidades. No te veo habilidad para las ciencias exactas.
Llevo ya seis meses yendo al gimnasio pero creo que estoy haciendo algo mal porque aún no veo ningún cambio.
No veo nada, dame la mano y guíame, que tú conoces este lugar.